Olimpíada Matemática “Ezequiel Santamaría” (i)

Semblanza de EZEQUIEL SANTAMARÍA PARDO

por Rafael Santamaría Tobar


Cada año, en Burgos, al igual que en el resto de las provincias españolas, se celebra la “OLIMPIADA MATEMÁTICA”, un concurso entre jóvenes estudiantes, cuyo objetivo primordial es estimular el estudio de las Matemáticas y el desarrollo de jóvenes talentos en esta Ciencia. A partir de la edición del curso 2010-2011 lleva el nombre de EZEQUIEL SANTAMARÍA PARDO, un excelente profesor de nuestro pueblo, Avellanosa del Páramo.

Tres proyectos, tres logros quiero subrayar en una vida de profesor tan fecunda como fue la de Ezequiel, un avellanosino destacado: el proyecto EsTalMat (Estimulación del Talento Matemático), la Olimpiada Provincial de Matemáticas y la Escuela de Verano, de Santa Cruz de Juarros, un pueblo de la provincia de Burgos al pie de la sierra de la Demanda.

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Los tres proyectos siguen vivos a pesar de su desaparición impensada, justo cuando más impulso los estaba proporcionando. Ezequiel vivió sesenta y ocho años (1942-2010), intensos sin duda, pero, en efecto, aún podría haber acrecentado más el prestigio de estas Instituciones a las que más tarde me referiré, porque siguió trabajando en ellas hasta el momento de su fallecimiento.

Había nacido en Avellanosa y, como la mayor parte de los niños de la posguerra de nuestro pueblo, vivió una infancia con oportunidades escasas. Las familias, sin grandes perspectivas para sus hijos, acudieron a instituciones -casi siempre religiosas– para ampliar los horizontes de aquellos que, según los maestros, “valían para estudiar”. Sobrepasaron ampliamente el centenar -en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado-  el conjunto de aquellos niños y niñas que ingresaron en Órdenes religiosas o en el Clero secular. No todos permanecieron en ellas; pero se contabilizaron hasta más de setenta religiosos y religiosas simultáneamente en Avellanosa.

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Ezequiel ingresó en la orden de la Compañía de María, más conocida como “los Marianistas”, que contaba con raigambre en el pueblo. Se educó primero en en Colegio del Pilar de Valladolid (donde acaba el Bachillerato Elemental) y luego en el colegio del mismo nombre en Madrid (Bachillerato Superior y PREU en régimen de enseñanza libre, ya como un alumno muy aventajado).

En Madrid, igualmente, realizó el Noviciado, esto es, un período de prueba que las congregaciones y órdenes religiosas disponen como preparación inmediata antes de hacer los primeros votos religiosos. Con una duración entre los 6 meses y los dos años, en el caso de Ezequiel, no impidió que la Orden le encargara las primeras funciones educativas y docentes. Es más, simultáneamente,  se le indica que tiene que iniciar en la Complutense los estudios de licenciatura en Matemáticas.

Un curso antes de finalizarla, es enviado a Salamanca a completar su formación con estudios de Psicología y Teología en la Pontificia. Allí la Orden le sigue encargando tareas educativas, haciéndose cargo de un grupo de jóvenes estudiantes marianistas que se estaban formando en la ciudad salmantina.

De regreso a Madrid, finaliza los estudios de Matemáticas y completa la formación religiosa.

Considerando sus superiores que su periodo formativo había concluido, lo envían al Norte de África, a la ciudad de Tetuán (ésa que aparece en “El tiempo entre Costuras”), un destino nada fácil y que determinó en buena medida el resto de la vida laboral, educativa y personal de Ezequiel. Por eso, crreo que debo dedicar un espacio suficiente a este hecho.

Los Marianistas van a abrir en esta ciudad un colegio -es una constante la advocación de  “el Pilar”- en el contexto de la creación del Protectorado Español en Marruecos, a finales de 1912 y la designación de Tetuán como la capital de dicho Protectorado al año siguiente.

Tetuán comenzó a tener una abundante población de funcionarios militares o civiles o de otras profesiones, lo cual hizo  aconsejable la creación de centros educativos para atender a esas familias españolas. Las autoridades políticas contactaron con distintas congregaciones religiosas, entre ellas la de los Marianistas, que funda y pone en marcha el colegio del “Pilar” en junio de 1915. No es hora de relatar todos los avatares por los que pasó el colegio del Pilar de Tetuán, tanto bajo la monarquía de Alfonso XIII, con la Dictadura de Primo de Rivera, como en la etapa de la II República y Guerra Civil.

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El Protectorado permanecería hasta el día 7 de abril de 1956, ya en la etapa del Franquismo. Dos años más tarde, en 1958, todos los territorios que España administraba, salvo el área del Sáhara Español e Ifni,  fueron entregados a Marruecos. Y esto determinó el devenir del colegio marianista “el Pilar” de Tetuán, que tiene que adaptarse a esa nueva situación de independencia de Marruecos bajo  la  monarquía de Mohamed V.  El prestigio del centro es enorme con resultados excepcionales en las reválidas de grado Elemental y Superior, así como los realizados al terminar el curso Preuniversitario y esto explica el fuerte incremento de alumnos marroquíes. Las solicitudes para alumnos internos aumentan, como consecuencia del progresivo decaer de la presencia española y de sus centros educativos en algunas de las ciudades del antiguo Protectorado, así como las de pre-escolar, organizándose un Jardín de Infancia, «la Maternal».

En 1961 llega al trono  Hassan II, que asienta definitivamente la independencia marroquí, que se quiere hacer llegar a todos los ámbitos, incluido el educativo. Disminuye el número de alumnos españoles (sus familias están abandonando la ciudad), pero todavía se matriculan trescientos setenta y seis alumnos, de los cuales 58 son marroquíes, una clara evidencia de ese prestigio alcanzado por el “Pilar”.

En 1965 se celebra el cincuentenario de la fundación del colegio, enormemente prestigiado aún. Por él han pasado más de diez mil alumnos, pero la inercia en la disminución del número de alumnos es imparable y los Marianistas comprenden que es necesario modificar el estatus del centro. Ya no hay más que once religiosos para atender al alumnado.

La Orden impulsa las negociaciones para convertir el Colegio en una Sección Filial del Instituto de Ceuta.

Éste es el momento en que llega Ezequiel a Tetuán. Los Marianistas quieren continuar con la labor educativa y docente del colegio del Pilar, pero le piden al Estado que se encargue del sostenimiento económico del centro, especialmente de los salarios del personal docente.

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En 1970 entra en vigor de la nueva  Ley General de Educación. La retirada de otros centros educativos que había en la ciudad en épocas anteriores, deja prácticamente sólo al frente de la educación española de bachillerato al Colegio del Pilar. Esto fue una de las causas fundamentales que impulsan su conversión en Instituto Nacional de Bachillerato. La Orden Ministerial de 6 de septiembre de 1973, se establece que el Instituto comenzará a funcionar durante el curso 1973-74.

Pero hay que subrayar un acuerdo entre el Ministerio de Educación y los Marianistas: el nombramiento de director y la contratación de personal correrán a cargo del Ministerio de Educación y Ciencia, a propuesta de la Compañía de María.

A partir de esta fecha fue muy lógica la deriva que tomó el colegio de los Marianistas, acercándose progresivamente a la estructura de los Institutos españoles. En los primeros años del acuerdo, desde el curso 73-74 al 78-79 tuvo un director marianista; se van incorporando algunos profesores en comisión de servicio y otros como interinos, que no son todos religiosos marianistas, de manera que sigue disminuyendo el número de éstos.

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Ezequiel fue uno de esos marianistas que permaneció en Tetuán y fue contratado como profesor interino  por el Ministerio para impartir clases de Matemáticas en este nuevo y singular  Instituto de Bachillerato “el Pilar”, de Tetuán. Durante más de una década, por tanto, fue profesor del colegio “El Pilar” de Tetuán; primero como un marianista al que la Orden  le envía a dar clases a un colegio de la Orden; después como un marianista contratado por el Estado para dar clases como profesor interino en el Instituto. Su Director y sus profesores podían ser “propuestos” por la orden religiosa que había creado el centro en 1915.

Ya en ese periodo que va desde finales de la década de los sesenta hasta el curso 77-78, con el vigor de sus años más jóvenes, Ezequiel ejerció plenamente las tareas que más le han llenado en su vida: la docente y la educativa, esto es, la de enseñar Matemáticas y, sobre todo, la de formar personas íntegras, tolerantes, optimistas. Ya desde estos momentos, se acercó más a los menos despiertos, a los que más ayuda precisaban. Fue una constante. En las aulas de los Institutos en los que ejerció la profesión y, todavía más, en su casa,  cientos de alumnos a los que “no les entraban las Matemáticas” vieron soluciones, guiados por él. Insisto, fue el de Tetuán un destino que exigió a Ezequiel un esfuerzo importante y que acabó creándole inquietudes. ¿Qué iba a pasar con su “carrera docente” si no adoptaba una decisión rápida y acertada?

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Efectivamente, el ya Instituto el Pilar de Tetuán, tarde o temprano, iba a funcionar como tal a todos los efectos (desde el curso 78-79, el director fue ya un catedrático de Instituto en comisión de servicio, entre ellos Juan Rastrilla, vinculado a Burgos) y lo mismo el resto del profesorado; en septiembre de 1980 desaparece la comunidad marianista de Tetuán; en 1983, el Ministerio de Educación y Ciencia, convoca un concurso para la provisión de todas las plazas, que no lo estaban, en régimen de comisión de servicios. Así, a partir del curso 1983-84, comienza una nueva etapa para el Instituto de Bachillerato del Pilar, en la que desaparece toda influencia de la comunidad marianista y pasa a ser en todo uno más de los varios centros docentes que posee España en el exterior (cosa que acabó enfrentando al Ministerio de Educación y a la Compañía de María, debido al acuerdo que firmaron en su día al crearse el Instituto).

Entendió a la perfección lo que iba a suceder y decidió participar en el proceso selectivo del profesorado estatal, presentándose a las oposiciones de Profesores Agregados de Bachillerato de Enseñanza Media en la asignatura de Matemáticas, logrando una plaza al finalizar ese curso 77-78.

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La oposición le hubiera permitido acceder a Instituto el Pilar de Tetuán; pero ya no era un colegio marianista; era un Instituto más de España (en este caso en el exterior, en un país extranjero). Tenía que incorporarse, obligatoriamente, a la docencia en un Instituto y optó por no pedir plaza en Tetuán -ya no era, insisto, un colegio marianista- sino en la Península. Va a recibir destino en Ciudad Real.

Allí pasará unos años de labor intensa en lo profesional y de honda reflexión en lo personal. Es el momento en que decidió desvincularse parcialmente de  la Orden de María. Siguió unido a ella de muchas maneras, especialmente a través del Colegio Mayor CHAMINADE, al que dedicó prácticamente todos los meses de sus vacaciones. Nunca perdió ese contacto con los Marianistas, aun después de que, en el concurso de traslados del curso 85-86, pidiera y obtuviera una plaza de Profesor Agregado de Matemáticas en el Instituto Comuneros de Castilla, de Burgos.

Ya no volvió a solicitar más traslados. Es en este Instituto donde obtuvo la condición de Catedrático de Enseñanza Media en la asignatura de Matemáticas. Y, finalmente, aquí dio por finalizada su carrera docente en el año 2002.

Son estos años de tareas educativas en Burgos los que va a emplear para dar un impulso decisivo a esas instituciones que he mencionado al principio.


Continua en  Olimpíada Matemática “Ezequiel Santamaría” (ii)

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Una respuesta a Olimpíada Matemática “Ezequiel Santamaría” (i)

  1. Jose Corella Garcia dijo:

    Buenos días Rafael,
    Mi nombre es José Corella y fuí alumno de Ezequiel en Ciudad Real, de hecho siempre
    le he considerado un maestro de las matematicas y la vida. Intentando rencontrarnos he leido con desolación su fallecimiento en 2010. Algo en nosotros se ha muerto con él (sus alumnos y estoy seguro que no solo en CIudad Real). Quisieramos participar de cualquier actividad que le recuerde y si fuera posibe ponernos en contacto con su viuda para presentarles nuestros respetos y el testimonio de profundo respeto, cariño y tolerancia que él supo hacernos cultivar. Te ruego, si lo tienes a bien, me contactes para hacer realidad esta propuesta. Mi telf. es 609.14.69.74.
    Gracias.

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